Una conocida y popular manera de curar a una persona con insomnio ha sido acostarse y contar ovejas imaginarias en un redil imaginario. Pensando que la concentración en esta actividad mental pueda cansarlo al punto de dormir. Quizás los seres humanos no seamos los únicos en pensar en ovejas, también tenemos al lobo. ¿Qué diríamos de él? Quizás a diferencia del lobo, no pensaríamos en nuestro almuerzo. Lo cierto es que muy pocas personas piensan en ovejas en este tiempo.

Hacemos muchos años atrás, luego de haber disfrutado de las maravillas recién creadas, Adán y Eva estaban siendo echados de lo que en unos momentos antes había sido su hogar. Esta trágica escena había llegado gracias a la desobediencia de tomar el fruto prohibido de Dios. La consecuencia de todo esto no era salir del huerto del Edén realmente, sino de ser muertos para siempre. Adán vivió 930 años (Génesis 5:4), un cordero había tomado su lugar el mismo día que él debía de morir. Este cordero un día sería el verdadero hijo de Dios, que moriría en lugar de él. Pero ahora Adán y Eva tenían vida, gracias a la muerte del cordero. ¿Quién más que Adán para dormir pensando en el cordero de Dios?

El Cordero de Dios.

Juan el bautista debía preparar a un pueblo para la venida del Mesías (Isa.40:3-5) bautizando en el Río Jordán. Sin embargo, a pesar de tener varios candidatos bautizándose, él identificó a uno de ellos como el Cordero de Dios. ¿Que motivó a Juan el Bautista a identificar a Jesús de Nazareth, como el Cordero de Dios (Juan 1:29)?

El término griego usado por Juan es ἀμνός (amnos) y se encuentra dos veces en su libro[i], sin embargo, es la única designación en los evangelios[ii]. El término pertenece a la traducción de la versión Septuaginta (LXX) encontrada 12 veces en el libro de Levítico y 55 veces en Números. Para Juan, es claro que Jesús es el sacrificio expiatorio por “el pecado del mundo” (Jn. 1:29), refiriéndose al cordero de los sacrificios del santuario. Mas tarde, Jesús se identificaría a sí mismo con ese título (Jn. 5:25; 10:36; 11:4) porque Juan deseaba que así se entendiera (Jn. 20:31).

Este “Cordero de Dios” que Juan menciona, se trata del Cordero proporcionado por Dios[iii]. En la gran prueba de fe de Abraham, mientras ataba a Isaac para el sacrificio y estando dispuesto a eliminar a su hijo, por el mandato divino, segundos antes de clavar el cuchillo y sacrificarlo, Dios detuvo a Abraham, y fue proporcionado en ese instante el Cordero que debía ser sacrificado (Gen. 22:13). Este acto representaba la acción divina de proporcionar el cordero expiatorio, es decir, el que tomaría el lugar de la víctima por el pecado (Gen. 22:8). Ese cordero era una figura de Cristo, el cual no se negaría a morir en lugar del pecador.   

El Cordero y el Santuario

El sacrificio de corderos jugaba un papel muy importante en la vida religiosa judía y su sistema sacrificial. Cuando Juan el Bautista se refirió a Jesús como “El Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.” (Jn. 1:29), los judíos que lo oyeron pudieron haber pensado inmediatamente en cualquiera de los muchos sacrificios importantes, pero específicamente al “sacrificio diario”. Habiendo celebrado hasta entonces la fiesta de la Pascua cada año, el primer pensamiento pudo haber sido el sacrificio del Cordero de la Pascua.

Otro importante sacrificio que incluía corderos era el de los sacrificios diarios en el Templo de Jerusalén. Cada mañana y tarde en el Templo, era sacrificado un cordero, por los pecados del pueblo (Éx. 29:38-42). Estos sacrificios diarios, como todos los demás, eran simplemente para señalar a la gente el futuro y perfecto sacrificio de Cristo en la cruz. A propósito, la hora de la muerte de Jesús en la cruz, corresponde a la misma hora cuando se llevaba a cabo el sacrificio de la tarde en el Templo.

Pero el hecho de que identifiquemos a Jesús como el cordero, solo para meditar en su expiación por nuestros pecados no es el único propósito de las Escrituras. Sino que este punto sea el inicio del camino y el proceso que el Cordero sigue en los cielos.

Dice la Biblia en Apocalipsis 4 y 5 que el Cordero era el único digno de tomar el rollo en sus manos. Ese cordero se trata de un símbolo de Jesús.

El Cordero en Apocalipsis

El término usado para Cordero en Apocalipsis, es el término griego ἀρνίον “arnion”, el cual se encuentra 29 veces en el libro de Apocalipsis, y solo una mención en el evangelio de Juan.

Vemos, entonces al Cordero en la entrada al cielo, en la escena del trono, delante de Dios (Ap. 4 y 5) recibiendo el rollo, el único digno de recibirlo y de abrir sus sellos. También podemos notar la presencia del Cordero en la apertura de cada uno de los sellos (Ap. 6). Así como el recordatorio de aquellos que resisten en el tiempo del dragón sobre la tierra, identificados como vencedores por la “sangre del cordero” (Ap.12:11). También con aquellos que no están apuntados en su “libro de la vida del cordero” (Ap.13:8).

Lo mas resaltante del Cordero no es solo su participación en el Apocalipsis como sacrificio, sino como quien está delante de la presencia de Dios, y comparte su condición con sus elegidos, con los 144,000 en el mar de vidrio (Ap.14:1). Aunque también se puede notar el canto del Cordero, que es el canto de los redimidos (Ap.15:3).

Además, en el fin del gran conflicto, la lucha es contra ese cordero, el cordero de Dios (Ap. 17:14). Y el matrimonio final, la reunión de Dios con su pueblo (Ap.19:7; 21:9). Y el trono de Dios que también es compartido con el Cordero (Ap. 22:3). Podemos notar entonces que el cordero tiene una sola dirección, la salvación de su pueblo y su redención y próxima habitación con él en cielo, sin embargo, su pueblo debe estar atento para seguirlo por donde el va (Ap.14:4). Y si el está dirigiéndose a algún lado, ese es a la consumación de su sacrificio a través del Santuario Celestial[iv].

Conclusión

            Cuando Juan expresó ver al cordero de Dios, lo hizo porque Jesús estaba cumpliendo los requisitos que habían sido la pauta para reconocerlo. El cielo se abrió y salió una voz y el espíritu de Dios se posó sobre él. De esa manera Juan el bautista confirmó que Jesús era el Cordero de Dios o el Hijo de Dios.

            Los términos griegos usados nos ayudan a entender que inmediatamente Juan el bautista relacionó a Jesús como el cordero del sacrificio diario, que era la expiación por el pecado, pero no solo por los pecados del pueblo de Israel, sino por los pecados del mundo entero.

            El solo hecho de ver a Jesús relacionado con el santuario terrenal. Podemos entender que Jesús en realidad era el sacrificio expiatorio de un santuario celestial como lo afirma el libro de Hebreos (7:26-28).

            Así cuando leemos en Apocalipsis el sacrificio del cordero, también vemos al Cordero abogando por su pueblo en el juicio y esperándolo en el mar de vidrio donde pueden estar juntos. Sin embargo, junto con ellos da el castigo a Satanás y trae el fin del pecado y el restablecimiento del amor de Dios.

 

 

 

[i] El termino griego “amnos” se encuentra en Juan solo en dos ocasiones y las dos se refieren únicamente a Jesús como sacrificio expiatorio (Jn. 1.29, 36). El resto de veces se encuentra en Hechos 8:32 y 1 Pe.1:19. Swanson, James. Dictionary of Biblical Languages with Semantic Domains: Greek (New Testament). Oak Harbor: Logos Research Systems, Inc., 1997.

 

[ii] Borchert, Gerald L. John 1–11. Vol. 25A. The New American Commentary. Nashville: Broadman & Holman Publishers, 1996.

 

[iii] Henry, Matthew. Matthew Henry’s commentary on the whole Bible: complete and unabridged in one volume. Peabody: Hendrickson, 1994.

 

[iv] Swanson, James. Dictionary of Biblical Languages with Semantic Domains: Greek (New Testament). Oak Harbor: Logos Research Systems, Inc., 1997.

Categories: Articulos

0 Comments

Leave a Reply

Avatar placeholder

Your email address will not be published. Required fields are marked *